El ponente de la mesa, moderada por el analista en política extranjera Mark Massoni, fue Mohamed Ben Mohamed, vicepresidente del partido Ennahda en Italia.
 
«El Movimiento (ahora el partido mayoritario del gobierno de transición), nació en Túnez en los años 60», dijo el vicepresidente «, con el objetivo de contribuir al resurgimiento del país tras el fin del colonialismo, respectando la identidad árabe-islámico de la población».

«El colonialismo trajo consigo una cultura al estilo occidental lejos de nuestras tradiciones, Ennahda nació como una reacción a la occidentalización, con el objetivo de promover los valores del Islam, especialmente entre los jóvenes. En los años 60, las mezquitas estaban casi vacías, diez años después la vuelta a la práctica islámica ha sido evidente».

foto1Licenciado en Económia islámica y profesor en Túnez hasta 1991, Mohamed Ben Mohamed llegó a Italia como exiliado político en 1997.  Desde entonces ha estado activo en el partido, sobre todo después de su victoria electoral de las primeras elecciones libres que tuvieron lugar el pasado mes de octubre de 2011, donde Ennahda ha obtenido el 42% de los votos, marcando el comienzo en este país de un gobierno de coalición transitorio, hasta la aprobación de la nueva Constitución.

«Nuestro manifiesto se resume en la defensa de la identidad árabe-islámica y la elección de la democracia como un instrumento de cambio, y esto es un paso importante, innovador, tomando en cuenta que la militancia islámica a menudo considera que la democracia es incompatible con los dictados de la Corán «.

Desde 1991 hasta 2011, Ennahda fue excluido de la vida política del país, y sus seguidores sufrieron persecución, «En aquellos años, nuestra presencia en Europa, ha sido importante como un punto de referencia para suestras actividades en la Patria y para fortalecer el diálogo con Occidente», y continuó: «Nuestra prioridad ahora es dar unas respuestas concretas a los graves problemas sociales y económicos que llevaron a los disturbios y que han cambiado la cara no sólo de Túnez, sino del mundo árabe en general, desde Egipto hasta Marruecos y Libia».

Con una población que esta compueta al 40% por jóvenes menores de 25 años, y una tasa de desempleo del 28%, Túnez se caracteriza por sus profundos desequilibrios económicos, razón por la cual el país cayó en la sangrienta revuelta que terminó con el derrocamiento de Ben Ali, después de estar 23 años en el poder.

«En la actualidad estamos trabajando en la elaboración de una nueva Constitución que garantice la libertad y la igualdad de derechos, independientemente de la pertenencia religiosa, que protege la identidad de las personas y garantice una democracia participativa eficaz.  La prioridad para los próximos años será la reconstrucción del país y para ello necesitamos la colaboración de todos».

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