Ayer tuvo lugar en Roma la primera reunión del nuevo año organizada por el Centro de Estudios de Oriente Medio en Italia (CEMOFPSC), que tiene como objetivo de profundizar en cada ocasión en un tema diferente, con la ayuda de expertos del sector.
El tema del desayuno ha sido: «Una nueva política para el Mediterráneo. Señales desde Marruecos», y se se ha contado con la participación del Excmo. Abouyoub Hassan, Embajador del Reino de Marruecos en el Quirinale.
El embajador ha explicado el «modelo marroquí» que se formó poco a poco desde que el país alcanzase la independencia en 1956. En ese momento, Marruecos era un país con un alto índice de pobreza y con una tasa de analfabetismo de la población de las más altas. En poco más de cincuenta años, sin embargo, el país ha logrado un progreso considerable en cuanto a la estabilidad y el crecimiento económico.
«Marruecos ha sorteado el proceso de la primavera árabe, porque no lo necesitaban: el país ha demostrado la capacidad de hacer reformas», ha dicho el embajador, definiendo Marruecos como la «Tierra de consenso». Los jóvenes representan el 60% de la población y tienen la capacidad de existir políticamente, disfrutando de una participación sancionada por la Constitución, así como para las mujeres.
«La política está fuertemente influenciada por el sistema educativo vigente en el país y tenemos que admitir el fracaso de los sistemas educativos en el Medio Oriente, tanto desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo», y ha continuado: «En Marruecos hemos iniciado una profunda reforma en este área, y hace unos años, por ejemplo, se ha otorgado autonomía al sistema universitario, lo que significa que el control del Estado es menor y que las universidades tienen la libertad de abrirse al mundo exterior a través de fórmulas de partenariado».
Por tanto, el modelo de Marruecos es único en la zona, la vocación euro-mediterránea del país es de hecho el resultado de su posición geográfica, su economía, su historia, su adhesión a los valores humanistas de progreso, la razón y la tolerancia: «una clara separación de poderes significa que para nosotros no es un problema en absoluto separar la política de la religión».
Por último, el Embajador ha respondido a una pregunta formulada sobre la cuestión de la inmigración procedente de África subsahariana, un fenómeno que también afecta a Marruecos: «la demografía es el motor de la economía; Europa, después de haber perdido esta capacidad, ya no es capaz de crecer en competitividad global». Por lo tanto, la constante inmigración a la que el país está sujeto es considerada como un fenómeno positivo, tanto más en cuanto que políticas marroquíes recientes se han orientado a favor de la legalización de los permisos de residencia «habiéndose producido en dos semanas el registro de 250.000 personas». La Inmigración -ha concluido el Embajador- crea la «diversidad» que siempre ha sido la riqueza del Mediterráneo.